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Fuente imagen —-> juanjoabsolut en X
En 1952, Piaggio llegó a un acuerdo con el grupo industrial español Banco Urquijo y otros socios para establecer la compañía Moto Vespa S.A. en Madrid. Este acuerdo permitía fabricar y distribuir las Vespas en España bajo licencia. La producción local se realizó para adaptarse a las restricciones del régimen franquista, que limitaba la importación de vehículos para fomentar la industria nacional.
Primera etapa: Importación desde Italia
Antes de que la fábrica de Julián Camarillo estuviera completamente operativa, se importaron unidades de Vespa desde Italia para satisfacer la demanda inicial en España. Estas primeras unidades correspondían a modelos clásicos, como la Vespa 125 de 1949 y algunos otros modelos posteriores diseñados por Piaggio.
Inicio de la producción en España
La producción en la fábrica madrileña arrancó oficialmente en 1953, y al poco tiempo Moto Vespa S.A. ya fabricaba las motocicletas de forma casi completamente local. Sin embargo, durante los primeros años, algunos componentes clave, como los motores y ciertas piezas de carrocería, seguían llegando desde Italia. Con el tiempo, la fábrica en Madrid logró una mayor autonomía, produciendo sus propios motores y adaptando los diseños para el mercado español.
Curiosidad histórica:
Las primeras Vespas fabricadas en España se distinguían por pequeñas diferencias con las italianas, como el uso de piezas locales o adaptaciones a las normativas de circulación en España. Además, el éxito inicial fue tal que la Vespa se convirtió en un símbolo de modernidad y movilidad para la clase media emergente.
Máxima velocidad
Vespa de socorrro
Mini miniatura
Mira mamá…
Arranques extravagantes
Dos por dos
Preparadita
Playmobil y Vespa
El juego es una parte fundamental del desarrollo y bienestar de los niños. A través de esta actividad, exploran el mundo que los rodea y descubren cómo funciona. Es su manera de aprender y desarrollar habilidades, como resolver problemas, usar su imaginación y entender conceptos como el tiempo o el espacio. Además, el juego les permite expresar sus emociones de forma libre, canalizando alegrías, miedos o frustraciones que a veces no pueden expresar con palabras.
Cuando los niños juegan con otros, aprenden a convivir, compartir, cooperar y resolver conflictos. Exploran roles sociales y normas, como la empatía y el respeto hacia los demás. El juego también tiene un impacto importante en su desarrollo físico, ya que los movimientos implicados en actividades como correr, saltar o manipular objetos fortalecen su cuerpo y mejoran su coordinación.
Para los niños, jugar no solo es una herramienta de aprendizaje, sino también una forma de sentirse autónomos y en control de su entorno, lo que refuerza su confianza en sí mismos. Por último, pero no menos importante, el juego es una fuente natural de placer y diversión, algo esencial para su felicidad y curiosidad. En esencia, jugar es la manera en que los niños crecen, exploran y se preparan para los retos de la vida.
Ir en Vespa
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El sueño en el primer dibujo, la realidad en el segundo.
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