«Bueno, primero, necesitas elegir un buen cuero. Yo siempre opto por cuero de vaca o búfalo, son los más resistentes y duraderos, perfectos para un asiento que vaya a aguantar mucho uso.
Después, viene el corte. Ahí es donde entra en juego la habilidad con las tijeras. Utilizo un patrón para cortar el cuero en las formas adecuadas. Es importante ser preciso para que todo encaje perfectamente.
Una vez que tengo todas las piezas cortadas, es hora de preparar el cuero. Esto implica suavizar los bordes, aplicar algunos tratamientos para hacerlo resistente al agua y a los rayos UV, y si el cliente lo quiere de un color específico, también le doy un buen tinte.
Ahora empieza la parte divertida: el cosido. Uso diferentes técnicas de costura, dependiendo del diseño del asiento. A veces, hago costuras dobles para reforzar, otras veces algo más decorativo para darle un toque único.
Después, si el asiento lo necesita, añado acolchado para que sea más cómodo. Coloco la espuma entre las capas de cuero y lo aseguro bien para que no se mueva.
Una vez que todo está cosido y acolchado, llega el momento de montarlo en la moto. Aquí es donde necesito ser un poco como un mecánico también, asegurándome de que encaje perfectamente y quede bien sujeto.
Finalmente, le doy los toques finales. Un poco de pulido para que brille y algunos productos para proteger el cuero y que dure mucho tiempo.
¡Y eso es todo! Así es como trabajo el cuero para hacer un asiento de Vespa. Es un proceso que requiere tiempo, habilidad y amor por lo que hago, pero al final, ver el resultado final en la moto es simplemente genial.»