Un poquito de roña

La vespa, una vez reluciente y llena de vitalidad, ahora yacía en un rincón cubierta por una capa espesa de óxido y polvo. El metal que alguna vez fue cromado y brillante ahora estaba marcado por manchas de corrosión, creando un patrón desigual de tonos marrones y naranjas. Las ruedas, antes lustrosas, mostraban los estragos del tiempo con sus llantas descoloridas y cubiertas de una mezcla de suciedad acumulada. El asiento desgastado, con su tapicería desgarrada, sugería incontables aventuras pasadas y ahora parecía haber perdido la comodidad que alguna vez ofreció. A pesar de su estado roñoso, la moto aún conservaba una elegancia melancólica, como si contara historias de días pasados en cada mota de óxido.